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Mostrando entradas de octubre, 2020

Ciudades y mis sueños

#1 Sueños para ir a vivir   Unos rasguños en la puerta me despertaron, sentía una fuerte molestia; ¡dormía tan bien! Acudí de mala gana, mi mascota me saludo alegremente moviendo su cola de un lado a otro. Le di una patada. Él pensó que era un juego así que se inclinó y me mordió los pies – sin hacerme daño -, le volví a golpear. En una decisión casi inconsciente me dirigí a sacarle, pensando en que ojalá nunca volviese. La mañana era fría, tanto así que una acción tan simple como lo es abrir la puerta me había hecho emplear fuerza. Mi perro salió de inmediato sin mirar atrás, sin pedir por mi acompañamiento huía despavorido; intenté detenerle, pero mi cuerpo estallaba en emociones que imposibilitaban mi albedrío. El paisaje se tornó turbio, irrecordable, volví a escuchar los mismos rasguños y esta vez me dieron un inmenso alivio. Por suerte, cómo todas las mañanas mi cerebro ideaba un yo caótico aclarándome eternamente lo que podían hacer mis emociones impulsivas de no controlarla