Ciudades y mis sueños



#1


Sueños para ir a vivir

 

Unos rasguños en la puerta me despertaron, sentía una fuerte molestia; ¡dormía tan bien! Acudí de mala gana, mi mascota me saludo alegremente moviendo su cola de un lado a otro. Le di una patada. Él pensó que era un juego así que se inclinó y me mordió los pies – sin hacerme daño -, le volví a golpear. En una decisión casi inconsciente me dirigí a sacarle, pensando en que ojalá nunca volviese. La mañana era fría, tanto así que una acción tan simple como lo es abrir la puerta me había hecho emplear fuerza. Mi perro salió de inmediato sin mirar atrás, sin pedir por mi acompañamiento huía despavorido; intenté detenerle, pero mi cuerpo estallaba en emociones que imposibilitaban mi albedrío. El paisaje se tornó turbio, irrecordable, volví a escuchar los mismos rasguños y esta vez me dieron un inmenso alivio. Por suerte, cómo todas las mañanas mi cerebro ideaba un yo caótico aclarándome eternamente lo que podían hacer mis emociones impulsivas de no controlarlas. Olvidaré el porqué del alivio, he de sentir como decae este junto al cantar de un ave e irónicamente, pasado el rato, viviré un nuevo día sin abrirme a mi mismo… sin soñar para vivir.




Comentarios

  1. Me encantó “Sueños para ir a vivir”! Muy bien escrito, una transmisión de emociones muy vívida, pero al mismo tiempo un espacio al lector para su interpretación autónoma. Relacioné el texto con la canción “Sun Forest” de Nick Cave and the Bad Seeds por si la quieres escuchar;). Liebe Grüße, grosso

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. El grosso sos vossss, mil gracias. Ya me pillo las canciones!

      Eliminar

Publicar un comentario